Texto: Mariel Fatecha
Cuba es conocida por su música, su medicina, el calor de su gente, su
revolución y por supuesto, por ser el paraíso de los fumadores de Habanos.
Gracias a sus condiciones geográficas, allí se produce el mejor tabaco del
mundo. Es un orgullo cubano que, como casi todas las cosas, mantiene dos vías
de comercio: La oficial y la clandestina.
Pablo me trae el pedido a la
tarde. Arrima la puerta del cuarto “para que nadie vea”, y no sin cierta
ceremonia, saca de la bolsa de nylon una cajita de madera cuidadosamente
lustrada. “Cohiba”, dice el grabado. La abre para mostrarme sus sellos de
garantía y me asegura que es completamente original, “que la sacaron de la Casa del Habano” y que sólo
me la deja a 70 pesos convertibles cubanos (algo así como 65 euros), cuando en
la tienda sale 365. Son 25 Cohibas robustos y sé que el precio, si son
verdaderos, es más que tentador. Yo confío, más que nada porque estamos en
Viñales, Pinar del Río, la zona de Cuba denominada Vuelta Abajo donde por las
condiciones climáticas, de suelo y la habilidad de los campesinos de la región,
se considera que están las mejores plantaciones de tabaco del mundo. Fumar
tabaco falso en Pinar del Río es como tomar tequila adulterado en el conocido
municipio de Jalisco que lleva el nombre de la famosa bebida mexicana. “Aquí sí
puedes conseguir los Habanos originales a buen precio, no como en otros
lugares, por ejemplo en la
Habana…nunca compres en las calles de la Habana, porque te van a dar
falsos”, me asegura.
Cuando estuve en la Habana, llamada así la
capital porque desde su puerto partían los Habanos hacia el exterior, visité la Fábrica del Habano. Los
precios allí, que para mis bolsillos eran inaccesibles, contrastaban
fuertemente con los que nos ofrecían en la misma acera de la emblemática
construcción, los miembros de la “cooperativa”. Ellos, que te esperan a la
salida, que te persiguen una cuadra tratando de venderte los Habanos al diez por
ciento del precio al público y que muestran su lado más simpático están
intentando hacer un negocio del que mucha gente nos advirtió. “No es probable
que te vendan originales a 30 o 40 CUC, me avisó la señora que me hospedaba, el
chico que pintaba callejas de la capital y la mujer que vendía figuras de
músicos talladas en madera. Y cada uno de ellos, que me aconsejaba sobre los
otros, me aseguraba que tenía un contacto que vendía los originales.
Pero fuera de la capital, la
generalización del “no compres en la
Habana” iba para todos, no sólo para los “cooperativistas”. Con
tanta advertencia, que cuando me presentaron a Pablo para ofrecerme sus
servicios como guía, no dudé en preguntarle si podía conseguirme unos Cohibas
robustos a buen precio. Nada más alejado que mostrarme las cavernas y recorrer
el pueblo cabalgando, pero accedió. Me aseguró que tenía un buen conecte y que
me los llevaba esa tarde. “Perfecto”, le dije.
Pablo es guía turístico pero a la
vez forma parte del expansivo comercio negro de habanos. Por supuesto, mientras
un gran porcentaje de turistas traen las billeteras tan robustas como para
comprar los habanos en los sitios de venta oficial, una gran cantidad lo
consigue en la trastienda, con el riesgo claro, para el segmento que conforman
los desconocedores de puros, de adquirir gato por liebre. Yo estoy en ese
porcentaje, pero al viajar a Cuba alguien me hizo el pedido de unos “Cohibas
robustos, originales y a buen precio”. El clásico lindo, bueno y barato es
posible en Cuba, pero implica encontrar a una persona de confianza. A mi guía
me lo recomendaron las personas que nos hospedaban, así que confié más en él
que por supuesto, en mi total ignorancia en puros.
Independiente al intercambio con
Pablo, fuimos a conocer las plantaciones de tabaco, uno de los principales
atractivos de Viñales. Escogimos la
Casa del Veguero y conocimos a la familia propietaria del
terreno donde se realizan los cultivos. La dueña de casa, Mesi, no conoce la
vida en otro lugar ni otro oficio. Sus abuelos ya trabajaban esas tierras,
después sus padres y ahora ella las cuida con su marido. La delicadeza para
armar un habano se hereda, se nace en ese mundo aromático y así se crece. No
cualquiera puede hacerlo, aseguran los que se dedican a este original negocio y
quizás, sea el mismo misticismo que se tiene para cultivar, cosechar el tabaco,
mezclar los diferentes tipos y armar los habanos los que hagan que en Cuba, la
mayor cantidad de divisas provengan del arte del buen puro. El país, que
publicita los puros nacionales con fotografías del Che y Fidel fumando, supo
llegar a los más finos señores anticomunistas
del mundo, quienes en ocasiones especiales y en un ambiente totalmente
relajado y lujoso (estereotipo, claro), ajenos a la sierra, pueden fumarse un
puro por el que pagaron 10 euros. Definitivamente en este caso, el revolucionario
líder que supo sobrevivir al bloqueo, ha ganado por goleada en el mundo del
mercadeo.
Actualmente, del cultivo se encargan familias,
las cuales le venden el 80 por ciento de su producción al estado, el cual ya se
encarga de la confección de los mismos y de ponerles sus propias marcas. Sin
embargo, las familias con el 20 por ciento de la producción que les queda a
ellos, confeccionan y comercian sus propios habanos sin marcas, los cuales se
presentan en atados o en rústicas cajas de madera. En la Casa del Veguero, al lado de
las grandes marcas como Cohiba, Montecristo, Partagás, Romeo y Julieta, San
Cristóbal de La Habana
y Trinidad y Bolívar, están sus tabacos que se venden entre 20 y 25 CUC los 10
habanos robustos, y a precios más económicos los lanceros.
Al ser ellos los encargados de los
cultivos por generaciones, Mesi me asegura que su familia conoce perfectamente
las composiciones de cada marca de Habano - cada puro está compuesto por tres
clases diferentes de tabaco de distintos tiempos de quema: La de desintegración
más rápida va en el medio, la rodea una de tiempo medio y la de mayor duración
es la capa externa- y que ellos venden los mismos pero sin la marca. Me muestra
una bolsa y me asegura, a la par que saca sus cajitas o enrollados de tabaco:
“Este es un Montecristo, este otro es un Cohiba robusto y este un lancero”. “Son
composiciones exactamente iguales a las originales pero sin marca”, me asegura,
aunque sin las marcas, y a simple vista, sólo se diferencian por los grosores.
Pasamos al secadero y Reinel
Graverán, un trabajador de las plantaciones tabacaleras de estirpe, quiere
mostrar sus habilidades. Con experiencia y delicadeza, este gran torcedor arma
dos puros que no serán comercializados. Se acomoda en un tronco y mientras uno
se lo pone en la oreja “para más tarde”, el otro se lo prende. A la par, el
marido de Mesi no se despega de su puro mientras pide colaboraciones para la
casa por sacar fotografías, y yo, rodeada del humo del ambiente, decido comprar
una caja de similares a los Montecristo medianos por 20 CUC. Muy mal no la
pasan en las plantaciones, por cada labor que realizan se toman un descanso
cargado de aire rico. Nos sumamos a su momento de relajo y fumamos uno nosotros
también. No sé si es un Montecristo pero creo que nada de lo que se llegue a
fumar en Pinar del Río, puede ser decepcionante. Además, el encargo lo tenía
cumplido, para mí da igual fumar un Cohiba, un Romeo y Julieta o un Partagas,
siempre y cuando el sabor sea bueno, y estoy segura que los puristas se
retorcerán si llegan a leerme.
….
La producción de tabaco no
solamente beneficia a los habitantes de Pinar del Río que trabajan como guías
en las plantaciones, los taxistas que te llevan a recorrerlas, los agricultores,
los comerciantes y los vendedores en el mercado negro, las virtudes de esta
industria son cada vez más expansivas. Tal es así, que el Viceministro de
Comercio Exterior y la
Inversión Extranjera, Aurelio Mollineda Martínez, señaló que
actualmente el Habano es uno de los mayores generadores de divisas en Cuba. El
comercio de los Habanos cubanos es una gran victoria en 150 países, y el
mercado crece cada vez más.
La empresa Habanos S.A., perteneciente en partes
iguales a Cubatabaco (estatal) y a la empresa española Altadis, es la encargada
de la comercialización de todos los productos Habanos. Sin embargo, la
experiencia y sabiduría de los trabajadores en el cultivo, cosecha, secado,
fermentación y armado de los habanos, son cien por ciento cubanos. Cada año,
para seguir fomentando el consumo de este arte del tabaco en el mundo, se
realiza en la capital de la isla el Festival Internacional del Habano. El
evento dura una semana, en la cual se recorren plantaciones, y centros de
armado. También es una buena ocasión para presentar nuevos productos que
permitan ampliar el mercado.
Sin embargo, a pesar de lo novedoso de las
ofertas que se lanzan anualmente, el consumo de tabaco en la isla y su garantía
de calidad se descubrió tras la colonización y se sabe que los indígenas
cubanos eran frecuentes consumidores, en especial los de la etnia Taíno. Ellos
utilizaban las hojas del tabaco, a las que llamaban cohoba, cojoba o
cohija - de allí la denominación a los famosos puros Cohibas – en
curaciones y en ciertos rituales.
Hoy, ese tabaco
único que ya fumaban aquellos antepasados y que tras la colonización se
exportaba a Europa con fines medicinales, está en auge. Y Viñales, que con su
resplandeciente vegetación encierra los secretos del sabor, era un punto
imperdible, así como otros de la enigmática isla caribeña, por eso era momento
de irnos. Cuando preparábamos nuestros bolsos vino Pablo a despedirse. Nos dijo
que si llegamos a regresar o algún amigo nuestro visita Cuba, él se puede
encargar de conseguir los mejores Habanos a buen precio. Le agradecí la oferta
y los buenos gestos que tuvo hacia nosotros. Días después, la persona que me
hizo el pedido me corrobora sobre la calidad de los Habanos, aunque yo me fui
sin dudas. En definitiva, si regresamos a ese bello punto del Caribe, lo
estaremos rastreando de nuevo.
El mejor tabaco del mundo
Las razones por la cual el tabaco
cubano es considerado de los mejores del mundo radican en:
Clima: La humedad cercana al 80 por ciento y la temperatura media
de 25°C,
brinda lluvias que favorecen los sitios donde se encuentran las más grandes
vegas, en la región occidental.
Suelo: La isla denomina de diferente manera a
ciertas zonas con características particulares para la siembra. Estas son
Vuelta Abajo, Semi Vuelta, Partido y Vuelta Arriba. Vuelta Abajo es considerada
la mejor zona del mundo, dada que por sus características, allí pueden crecer
todas las clases de tabaco, aunque incluso en la zona de Vuelta Abajo, las
vegas están geográficamente ubicadas en los puntos más aptos para el cultivo.
Sólo de las Vegas Finas de Primera salen las hojas que formarán parte del
selectivo mundo de los habanos.
Experiencia: Dado que los agricultores, secadores, y torcedores
provienen en su mayoría de familias que ya se dedicaban al oficio, a la par que
constan con capacitaciones, sin duda el del puro cubano proviene de la
experiencia de estas personas. El tabaco, por características técnicas requiere
de un alto grado de trabajo manual, razón por la cual, la calidad de labores de
estas persones hacen la distinción.
Procesos
El cultivo inicia en un semillero, donde para
lograr las condiciones óptimas de la germinación, las semillas permanecen
aproximadamente 40 días. Una vez que se siembra, generalmente en octubre, se
esperan 80 días para la recolección.
Una vez recolectadas las hojas, el tabaco se
lleva a un secadero donde se realiza el proceso de secado y fermentación. La
calidad de las hojas está estrechamente relacionada estos dos últimos procesos,
para lo cual se necesita la habilidad de los campesinos a la hora de
seleccionar y clasificar cada hoja.
El secado es determinante para la calidad del
tabaco. El calor y la humedad deben ser controlados para segurar la tersura que
permita desnervarla sin roturas.
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